Banco de escuela

Yo escucho sobre todo al segundo de la cuarta fila. El sí que sabe. Antes estuvo varios años en un aula de secundario, y ustedes se imaginan lo que es sentar a un adolescente; hasta que lo mandaron aquí, a la sala de primer grado. No porque estuviera desencolado o roto, sino simplemente porque los muchachos jóvenes querían uno más moderno, de fórmica y tablero rebatible hacia un costado, mientras que Plungo, que así llamamos al segundo de la cuarta fila, es de los de antes, de fundición y tablillas de roble, y hasta tiene un agujero en la cabeza. Él dice que es para un tintero, o algo parecido, pero francamente nunca le entendí bien como se usaba. Él se emociona un poco cuando recuerda sus tiempos de juventud, habla de que los chicos llevaban corbata y que respeto era el de antes. Pero hoy los que estamos emocionados somos nosotros, los más jóvenes. Lunes de marzo, amanece fresco y dentro de poco horas llegaran los niños. Es mucha la ansiedad. Fijate que a las ocho de la mañana, en cinco minutos se decidirá qué trasero sostendrás todo el año. Como no sea uno de los que pegan chicles. O de los que te rayan el nombre de la nena de la fila de más allá. Para peor yo soy el último de la quinta fila y seguro que me toca uno de esos que copian en los exámenes y se la pasan haciendo avioncitos. Bueno, dentro de todo sería divertido. El año que viene pido cambio a la segunda o primera filas. Claro que ahí capaz que ligo un olfa que trae manzanas para la profe. Uy, siento gritos y risas y llantos. Escucho frases aisladas, no llores te vengo a buscar al mediodía en punto, mamá se queda un rato contigo, por favor no hagas bolsa los zapatos el primer día me oíste, cuidá el guardapolvo que si no ya vas a ver con tu padre, cada vez más cercanas, cada vez menos adultas, cada vez más voces. Se abre la puerta o mejor dicho casi la tiran abajo y entra una andanada y parece que me tocara el pibe de la mochila de cuero pero no, sigue de largo. Sos vos, entonces, bienvenido a primer grado. No te preocupes. También para mí es el primer día.

No hay comentarios: