Final Cantado

Faltan veinticinco minutos. El hombre extrae la pistola de su estuche de terciopelo rojo, se detiene apenas un instante a contemplarla y con mano diestra comienza a prepararla. Piensa en su familia, especialmente en los niños, que merecerían otro presente y tal vez otro padre. Quita el seguro y extrae el cargador. Faltan dieciséis minutos. Recuerda también a su madre que quería que fuera abogado, y a su padre, de quien heredó la afición por las armas. Introduce los proyectiles faltantes y repone el cargador, produciendo un sonido seco y metálico que interrumpe por un instante el silencio mortal que lo rodea. Faltan tres minutos. Verifica la mira, aunque sabe que no va a necesitarla, y recuerda los años en que aún tenía proyectos y ganas de llevarlos a cabo. Cambia el arma a su mano hábil y siente que la hora ha llegado.

A las cinco en punto de la tarde, el hombre repone el arma en su estuche, baja la persiana, cierra la armería y se va a su casa.

No hay comentarios: